miércoles, 7 de febrero de 2018

No tengo palabras, se las llevaron todas
a cambio me dejan frases con collar de castigo.
Alambradas de pensamiento único
y una verdad alternativa patrullada por los incansables
perros guardianes de la ofensa.
La vida hoy es un inmenso muro fabricado con personas.
El ghetto es libertad hasta que decidan entrar a buscarnos,
sin embargo resistimos en este campo de concentración
llamado tierra, no hay horizonte más allá.
Los vecinos me espían, sus dedos ligeros me apuntan
cargados de acusaciones infundadas.
Salgo con temor; en las calles hogueras de libros incorrectos,
en los museos cuadros secuestrados por la nueva inquisición.
La lirica actual es como el sexo,
busca un final feliz acorde con los tiempos.
Los parlamentos son la caverna de Platón,
sus hogueras brillan sobre nosotros,
sentados sobre campos sembrados de sal,
maniatados, condenados a ver sombras de post verdad.
La esclavitud es libertad, el culpable es inocente,
el inocente es culpable.
Y yo, yo no tengo palabras, se las llevaron todas