viernes, 27 de abril de 2018

La tierra baldía


Siempre sintió sobre sus espaldas aquella extraña sobrecarga y una opacidad frente a sus sueños limitando sus movimientos. Nunca supo comprender del todo, hasta que cansado decidió caminar entre la niebla en busca de una mayor claridad. La ascensión fue dura; empujando sombras, dejando atrás en el camino retazos de su ser, sorteando escollos. La niebla era demasiado espesa, el aire irrespirable. Miradas sigilosas a su alrededor, como ojos de lobo en busca de su festín. La tierra baldía se defendía del intento de fuga; existen lugares malditos que maldicen a su vez, lugares que quedan atrapados en el tiempo como un cementerio abandonado en medio de un páramo, y él no quiso ser otra lápida más en la senda mortuoria de tanta indiferencia. Caminó sin mirar hacia atrás por no convertirse en estatua de sal sobre el pedestal de sus nostalgias. Un día años después, volvió a dejar flores a sus seres queridos; los panteones agrupados, las lapidas gastadas, nombres irreconocibles, fotografías amarillentas. No, nada quedaba, ni el recuerdo. Allí, en medio del abandono más total, en aquel camino asfaltado por huesos calcinados quedó el ramo de flores despidiendo la silueta huidiza de su portador.

viernes, 13 de abril de 2018

SÍNDROME DE DIÓGENES


La veía cada mañana en los contenedores de basura camino de mi cafetería favorita. Bien vestida, no necesariamente a la última moda, pero con esa elegancia que da la sencillez. Su mirada atenta sobre aquel conglomerado de deshechos como quien busca un tesoro; en ocasiones la vi inclinarse para recoger con sumo cuidado algún objeto sin prestar mayor atención, me esperaba mi café y algunos minutos de tertulia con los habituales, al salir casi nunca estaba. Sin embargo esa mañana llovía a cantaros y me acerqué para ofrecerle refugio bajo mi paraguas y un café caliente, ella lloraba con un libro entre sus manos. A eso se dedicaba cada mañana, a rescatar de la basura los sueños y pensamientos escritos por otros. Sus lágrimas mezcladas con el agua de lluvia sobre su cara cobraron sentido para mí, entonces me retiré avergonzado, era yo quien necesitaba refugio, ella tenía entre sus manos todo lo que necesitaba.

lunes, 9 de abril de 2018





EGO TE ABSOLVO.
Mi pecado es la poesía, no me afees la conducta “ego te absolvo”
yo no llevo mis versos a tu confesionario buscando absolución.
Aleja tu gracia mal sonante y condéname a tu pronta indiferencia,
¡oh padre de todas las musas  terrenales! “ego te absolvo”.
No, no me busques en el índice de tu libro de los justos o la guía telefónica.
Mi pecado es mío, míos son los salmos impostores
de mis madrugadas insomnes con manchas de café y aroma de tabaco,
mías las manchas de nicotina entre los dedos arrugados.
No, no me busques tampoco entre tus cuarenta principales
o su frecuencia modulada por tus designios, no sintonizo tu dial.  
¿Acaso no lo sabes fingidor? yo también finjo y miento dos veces.
¿Acaso no lo sabes fingidor? el poeta es un pequeño dios.