miércoles, 9 de mayo de 2018


Un poema en ocasiones es una herida
pero no solo de heridas vive el poeta.
También se escribe la carcajada de Antístenes.
El trago on the rocks entre vinilos caducados.
El humo del último cigarro con insomnio.
Las sábanas revueltas por la soledad de carmín.
La mentira de un beso prestado.
El anciano de la estación del metro.
Aquel vagabundo del corte ingles
y el policía despistado que juega a perseguirle.
La palabra cicatriza cuando tiene sentido
nunca olvides que el verso no siempre es creado o creador.
Recuerda inconsciente que el adjetivo también mata,
el verbo es un nudo corredizo en torno a tu cuello
al borde del patíbulo de la multitud uniformada.
Asesina con palabras todos tus fantasmas:
el aplauso egocéntrico
la necesidad de sentir necesidad
la búsqueda implacable del telonero
el acero de la indiferencia y sus bordes afilados.
la sangre derramada por el filo de una afirmación.
No, no escribas a los santos inocentes
nadie es inocente en el delito de vivir.

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