martes, 9 de octubre de 2018

Yo, que fui sueño una vez, trasladé
cada imagen a un espejo roto
que contiene en sus pedazos  un reflejo
de aquel sueño que fui y nunca fue del todo.
Tal vez soñar sea un fragmento del recuerdo,
una ola que llega a la orilla de tantas madrugadas,
breve, húmeda y espumosa para después retirarse
dejando en la orilla un sabor salobre, un beso de mar.
Sin embargo cada mañana ante el espejo cotidiano
no puedo evitar ver la burla del tiempo,
aquella que es igual para todos ante su propio reflejo
antes de ponerse la máscara de salir a la calle.