Ecos, voces, silencio es un blog de carácter literario. En el podrán encontrar poemas, relatos cortos, micro relatos o reflexiones del autor. Todos los poemas, relatos cortos o micro relatos publicados al igual que el propio Blog tienen registrada la propiedad intelectual y protegidos sus derechos por una sociedad de autores. REGISTRADA LA PROPIEDAD INTELECTUAL 00/2011/5842 AV-34-11.
martes, 21 de abril de 2015
UN TAXI A NINGUNA PARTE
La noche se descuelga por cada minuto
de éste reloj somnoliento que teje sombras
con los pálidos reflejos de la luna.
Tal vez las calles vacías se lleven
en sus bolsillos la sequía de tantas horas
deshilachadas con el cambio justo
para tomar un taxi y dirigirse a ninguna parte.
En el fondo todo es un dirigirse a ninguna parte
mientras soñamos que la vida existe
entre los labios de cualquier beso despistado
con la suficiente humedad para calmar la sed
de cualquier madrugada apresada entre dos copas
con mucho hielo y soledad concentrada.
Tal vez hoy estoy borracho de mí mismo
y se me escapan ríos de versos por las mejillas,
mientras recuerdo que los recuerdos duelen
como cartas sin escribir y palabras ahogadas
entre el orgullo y la indolencia.
Quizás lo único que tenemos en la vida
es sencillamente la propia vida.
viernes, 10 de abril de 2015
CRÓNICAS DE UN PUEBLO FANTASMA.
Nací en uno de esos lugares
que uno jamás elegiría por propia voluntad. Un pueblucho del que es mejor salir
cuanto antes para volver lo menos posible. Si existiese un centro geográfico de
la mediocridad, la envidia y la mala leche ignorante... ese triste villorio
sería sin duda la capital del reino. Tengo recuerdos felices de él ciertamente,
pero casi todos ellos ligados a la infancia y arropados por la inocencia que da
la misma. Tal vez con los lugares ocurre lo mismo que con las personas, y
vistos desde la niñez se elevan para ir
bajando en la misma medida que crecemos en edad y uso de razón. Lo cierto es
que dejando a un lado los pequeños vestigios monumentales de un pasado con cierta gloria y cultura sumados a
la huella que dejaron algunos personajes relevantes en la historia (personajes
que de seguro no volverían ni a golpe de fusil) más los restos de un entorno
aceptable para hacer turismo de pocos días y adiós, aquello es lo más parecido
a una ciudad fronteriza del viejo oeste con todo un repertorio de villanos
tontos, villanos malos y los pocos que intentan sobrevivir a las consecuencias
de los actos de los dos primeros.
Tal vez suene mi relato a
ingratitud, ¿pero que gratitud se le debe a un triste pueblucho (o sus
habitantes) que siempre fue ingrato para con aquellos de sus hijos que
intentaron darle lo mejor que de ellos mismos podían? en fin, sin entrar en
demasiadas disquisiciones filosóficas sobre la gratitud, el bien y el mal lo
cierto es que cada cual cuenta la guerra según la vivió y esto no deja de ser
un relato fruto de la imaginación y con las pertinentes licencias que cualquier
autor se toma al escribir.
En teoría situaremos dicho
villorio en la meseta central más bien orientado al sur de una cordillera como
tantas otras en España, uno de esos pueblos con castillo, iglesia y puente
románicos, un convento santuario de una de tantas órdenes religiosas, algún
viejo palacete que se queda (como el resto de la población) en pura fachada y
ruinas en su interior, y vestigios de poblados celtas salpicando su entorno
devastado por los fuegos y la baja calidad moral de sus gobiernos municipales
sin excepción sumados a la indolencia envidiosa de sus habitantes.
Ya situados literaria y
geográficamente en éste relato ficticio podemos (creo yo) desarrollar la
pequeña historia de uno de tantos habitantes del mismo.
Se levantó como cada mañana,
asustada.
En el fondo siempre supo que
jamás sería nada, que lo único bueno que había en ella es lo que fue capaz de
arrebatar con mejores o peores intenciones a la vida para compensar lo que
nunca podría llegar a ser por sí misma, y cuarenta años después el espejo le
devolvía con burla la imagen de su verdadero rostro: arrugas, vulgaridad,
arribismo y frivolidad.
Un embarazo no deseado, un
matrimonio prematuro, otro embarazo, deseado esta vez y un patético curriculum
como empleada de tienda, sin talento, sin escrúpulos sumados a su insana
ambición era toda la suma de sus logros en la vida. Al menos el destino, aunque
fuese por accidente le dio el compañero adecuado, tan mediocre, vulgar y
arribista como ella misma, y un simpático hermano menor haciendo el papel de
perrito faldero de la casa entre permisos.
Se pellizcó las mejillas
ante su propio reflejo rodeado por algunos estantes con libros jamás leídos y
novelas baratas de amor que tal vez la ayudaban a soñar con una realidad
distinta mientras maquillaba una mañana más la máscara de sus facciones envejecidas
y desencajadas por demasiados años de insatisfacciones. En el fondo, y ella lo
sabía; su casa, su familia y su día a día le hacían sentir que eran poco más
que unos tristes gusanitos de seda encerrados en una cajita con hojas de
dinero, algunos perros y ninguna posibilidad de transformarse en crisálida.
Una vez vestida tomo su
automóvil para incorporarse al cauce de esa pequeña marea humana no muy
distinta a ella en sus diversas circunstancias, y dejar pasar las horas de una
existencia vacía e inútil, como tantas otras en esa pequeña localidad
fantasmática.
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