El problema no es que
no se lea, si no que se escribe demasiado y las hojas de papel se diluyen
cuando llueve sobre mojado. La letra se disuelve previamente sobre un discurso
establecido. Va siendo hora de establecer un gran premio literario al más “mojado”
con una brillante copa al estilo Champions Leage para que el ganador pueda
llenarla de ron al volver a casa sabiendo que en realidad no ha ganado nada y
beberse su amargura como ya lo hicieron otros, en la intimidad de su hogar.
También podrían
comenzar por quedarse en pelotas y plantar los cojones o los ovarios (a gusto
del consumid@r) en el teclado antes de escribir chorradas con derecho a selfie
con los amiguis y portada en cualquier diario local que un día después solo
sirve para envolver el bocadillo de cualquier currante, en éste punto sí me
pongo exigente: El bocata de lomo con pimientos ¡Faltaría más! Me da miedo dar
rienda suelta a tan rotunda afirmación toda vez que la nueva moda del instituto
cervantes y perdonen las minúsculas es el esparrago navarro cara al “Publico”
que sigue desfilando por sus montañas nevadas.
Seamos serios, tal vez la mejor manera de retomar el
creacionismo literario sea imitar a Dios (perdonen la impertinencia al fin y al
cabo Dios ha muerto) descansando al séptimo día y cambiar de una puta vez el
calendario Gregoriano por Franquista y Ultra Católico Románico Imperialista para
que todos los días de la semana sean domingo. A la mierda la bula “Inter
Gravissimas”, todos sabemos que el año 1582 fue terrible para la cosecha de espárragos
en conserva desde 1931. Ha llegado el año cero muera la inteligencia y vivan
los pasos de vaca y los versos cutres en las calles porque “un verso me obliga
a escribir Carmena y en mi vida me he visto en tal aprieto”. Y ahora con su
permiso me voy a correr en pelota picada por mi feisbu con dos candiles
colgando de las orejas.