jueves, 21 de junio de 2018

AGUJEROS NEGROS CON MIOPÍA.


En estos momentos silenciosos en que la casa se agranda y en mi pequeño despacho se abre un agujero negro que me impide escapar a la fuerza gravitatoria del pasado, atrayendo la materia de los recuerdos y la energía gastada en discusiones estériles tratando de demostrar lo que no necesita ser demostrado; me sumerjo en profundas reflexiones sobre lo que fue, lo que pudo ser y lo que tal vez nunca será. Puede parecer un ejercicio vano, es cierto; sospecho que el acto de reflexionar conlleva un esfuerzo añadido y cierto ejercicio de autocrítica, tal banalidad a día de hoy es impensable ¡pensar, que disparate! la dinámica es justificar: yo justifico o me justifico, tú justificas o te justificas, él justifica o se justifica y nosotros, vosotros y ellos también justifican o se justifican. Nos encanta conjugar en modo justificación porque conlleva a su vez conjugar en modo acusar a otros de nuestros propios errores, la miopía y el astigmatismo están de moda, especialmente porque nos ahorra el bochornoso espectáculo de reconocer que el Rey está desnudo y las gafas no son tan caras al fin y al cabo ¿no es cierto? siempre podemos hacernos la revisión anual y buscar monturas nuevas para lucir nuestros flamantes cristales de siempre para mirar la vida.
Hace tiempo que me planteo la posibilidad de cambiarme a las lentes de contacto, descartando por edad una operación que me libre del suplicio de mirar la vida con cristales fabricados por terceros; no tengo la cabeza para lobotomías y el riesgo es alto. Además siempre me gustó leer y con gafas lo hago mejor, especialmente desde que necesito otro juego para ver de cerca, algo que gradezco profundamente pues de cerca se pueden apreciar mejor todos los detalles, mirar a distancia es en el fondo muy parecido a generalizar; es decir, mirar a bulto.
Y es que en el fondo todo somos bastante miopes, aunque la inmensa mayoría se niega a reconocerlo porque eso implica a su vez reconocer que algo anda mal y corregir el defecto. Y convengamos que no queda nada metrosexual andar con gafas por la vida. Es así señores, ahora todo se soluciona con sexo o preferencias sexuales, para eso nos educan los Reality Show de las cadenas más punteras de cualquier TV, y si todo falla (puede irse la luz y chafarnos el programa) siempre nos quedan las jornadas de reeducación infantil subvencionadas en los colegios y universidades actuales. Es todo tan sugerente que cada vez me parece más atractiva la posibilidad de perderme en el interior del próximo agujero negro; para idiotas bastante tengo con aguantarme yo.

domingo, 10 de junio de 2018


No, no hagas ruido al entrar en mi sala inquieta,
descalza tus palabras y mueve el pestillo con sigilo.
No, no abras la puerta de mis pesadillas en ésta tarde gris.
Ignora el humo que sale por el resquicio, no hay incendio
fuera de los límites de la cazoleta de mi pipa de cedro.
Entra en silencio, no aturdas la quietud de mis pensamientos,
tan sólo juego con mis fantasmas y escribo sus travesuras
hoy necesito que la lluvia me moje y resbalen mis recuerdos.
Tal vez pasear por mi cementerio de libros,
leer su fecha de defunción impresa con todo glamour Exlibris.
No te inquieten mis visiones fantasmáticas,
en ocasiones soy el convidado de piedra de mi existencia,
y como tal siempre llego tarde por no importunarme.
Deja que siga escribiendo epitafios sobre el aire
porque en ocasiones se despierta mi tristeza.


Imagen: Vanitas- Hans Holbein el Joven

miércoles, 6 de junio de 2018


Llegamos a la capital de Eurasia en vagones de ganado como restos que somos de una antigua civilización, en el apeadero nos esperan guardianes con ginebra y cigarrillos de la victoria. Son aterradores, tras completar su entrenamiento deben demostrar su total lealtad asfixiando a sus padres con una bolsa de plástico y amputar su cabeza tras la muerte para hacer su juramento. Formamos una fila gris y uniforme frente a la pantalla que nos da la bienvenida al nuevo campo, frente a nosotros se abre una fosa común abarrotada de palabras asesinadas en hileras, las cubren con cal antes de arrojar una nueva tanda. Los hornos crematorios funcionan todo el día eliminando libros prohibidos. Siempre es lo mismo al llegar a un nuevo campo; nos obligan a contemplar la ejecución pública   de Aristóteles y Platón, han muerto tantas veces frente a mis ojos desde que todo comenzó que no consigo recordar si estuvieron vivos en alguna ocasión. A las 18:00 está programado el ahorcamiento del David de Miguel Ángel, todos estamos obligados a presenciarlo. Después debemos asistir a la amputación pública de los labios y manos adolescentes de una pareja sorprendida en flagrante delito de beso con agravante de abrazo; las leyes morales prohíben y condenan con dureza todo tipo de manifestación romántica.
La filosofía está prescrita y condenados sus autores, el silencio es un grito espeluznante a través de nuestros labios cosidos con agujas esterilizadas e hilo de decreto ley y autocensura. En el fondo somos cadáveres que aún esperan su turno en el matadero municipal, lo sabemos hace tiempo. Tal vez esa certeza nos da fuerzas para hacer un día más nuestro trabajo de esclavos. Yo por ejemplo me dedico a amputar verdades para acomodar las noticias al gusto del ministerio, la que fue mi mujer (ahora está prohibido el matrimonio) atiende la centralita de denuncias ciudadanas anónimas. En todos los campos hay zoológicos donde son expuestos aquellos que no tienen una utilidad definida para la nueva sociedad, se alimentan de restos de comida y al anochecer se cubren con mantas raídas. Las calles están limpias, el nuevo régimen hace purgas a cada momento, nada puede enturbiar la buena imagen de nuestros gobernantes y siempre se necesita mano de obra esclava para seguir construyendo campos y vagones de ganado. Somos las sombras deshilachadas de lo una vez fue humano, sombras condenadas a vivir entre los alambres espinosos y las cercas que nosotros mismos construimos hace apenas un siglo.