No, no hagas ruido al entrar
en mi sala inquieta,
descalza tus palabras y
mueve el pestillo con sigilo.
No, no abras la puerta de
mis pesadillas en ésta tarde gris.
Ignora el humo que sale por
el resquicio, no hay incendio
fuera de los límites de la
cazoleta de mi pipa de cedro.
Entra en silencio, no
aturdas la quietud de mis pensamientos,
tan sólo juego con mis fantasmas
y escribo sus travesuras
hoy necesito que la lluvia me
moje y resbalen mis recuerdos.
Tal vez pasear por mi cementerio
de libros,
leer su fecha de defunción impresa
con todo glamour Exlibris.
No te inquieten mis visiones
fantasmáticas,
en ocasiones soy el
convidado de piedra de mi existencia,
y como tal siempre llego
tarde por no importunarme.
Deja que siga escribiendo
epitafios sobre el aire
porque en ocasiones se despierta
mi tristeza.
Imagen: Vanitas- Hans Holbein el Joven
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