En estos momentos silenciosos en que la casa se
agranda y en mi pequeño despacho se abre un agujero negro que me impide escapar
a la fuerza gravitatoria del pasado, atrayendo la materia de los recuerdos y la
energía gastada en discusiones estériles tratando de demostrar lo que no
necesita ser demostrado; me sumerjo en profundas reflexiones sobre lo que fue,
lo que pudo ser y lo que tal vez nunca será. Puede parecer un ejercicio vano,
es cierto; sospecho que el acto de reflexionar conlleva un esfuerzo añadido y
cierto ejercicio de autocrítica, tal banalidad a día de hoy es impensable
¡pensar, que disparate! la dinámica es justificar: yo justifico o me justifico,
tú justificas o te justificas, él justifica o se justifica y nosotros, vosotros
y ellos también justifican o se justifican. Nos encanta conjugar en modo
justificación porque conlleva a su vez conjugar en modo acusar a otros de
nuestros propios errores, la miopía y el astigmatismo están de moda,
especialmente porque nos ahorra el bochornoso espectáculo de reconocer que el
Rey está desnudo y las gafas no son tan caras al fin y al cabo ¿no es cierto?
siempre podemos hacernos la revisión anual y buscar monturas nuevas para lucir
nuestros flamantes cristales de siempre para mirar la vida.
Hace tiempo que me planteo la posibilidad de cambiarme
a las lentes de contacto, descartando por edad una operación que me libre del
suplicio de mirar la vida con cristales fabricados por terceros; no tengo la
cabeza para lobotomías y el riesgo es alto. Además siempre me gustó leer y con
gafas lo hago mejor, especialmente desde que necesito otro juego para ver de cerca,
algo que gradezco profundamente pues de cerca se pueden apreciar mejor todos los
detalles, mirar a distancia es en el fondo muy parecido a generalizar; es decir,
mirar a bulto.
Y es que en el fondo todo somos bastante miopes, aunque
la inmensa mayoría se niega a reconocerlo porque eso implica a su vez reconocer
que algo anda mal y corregir el defecto. Y convengamos que no queda nada metrosexual
andar con gafas por la vida. Es así señores, ahora todo se soluciona con sexo o
preferencias sexuales, para eso nos educan los Reality Show de las cadenas más punteras
de cualquier TV, y si todo falla (puede irse la luz y chafarnos el programa) siempre
nos quedan las jornadas de reeducación infantil subvencionadas en los colegios y
universidades actuales. Es todo tan sugerente que cada vez me parece más atractiva
la posibilidad de perderme en el interior del próximo agujero negro; para idiotas
bastante tengo con aguantarme yo.
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