No tengo más patria que mis sueños

Es ahora,
cuando el sol declina
en la mirada y los ojos fugitivos rompen sus cadenas. Cuando entiendo
que todo en la vida
es una despedida.
Tal vez en otra vida
fuí una maleta,
o tal vez soy un hombre
que sueña con serlo.
Creo que no tengo más patria que mis sueños ni más credo que el que rezo en mis poemas o tal vez en esos labios
que me aguardan en la esquina del tiempo.
Pero es ahora cuando entiendo que todo sucede aquí y ahora. Y mañana será otro día y tal vez otro lugar y otros besos.

¡EN QUÉ TE PIERDES!

¡Soledad, en que te pierdes que siempre que te pierdes me encuentras tomando café por las esquinas!

Tal vez el oficio de poeta sea el de contar mentiras. La mentira del dolor que siente y la mentira del dolor que escribe.

Y si me causas un vacío existencial ¿ En que te pierdes que siempre que te pierdes me encuentras tomando café por las esquinas?

Tal vez tienes razón y sirva la mentira que escribo para esconder la verdad que cuento sin querer contarla

y esta tarde y esta plaza en realidad no existen más que en el humo de un habano o el sueño de un poeta que soñaba con algo parecido a vivir.

El reloj marca las 5 de la tarde, pero eso es otro sueño dentro del sueño que escribo.

Ya no distingo entre sueños y mentira. Debe ser mentira lo que escribo y sueño lo que vivo tomando café por las esquinas.

ENTRE TÚ Y YO

Entre Tú y yo el silencio
de las cosas por descubrir
y tal vez los días claros.
No se en que me pierdo
para buscar la respuesta
pero he aprendido
que tengo más preguntas
y lo que tal vez no sea la respuesta.
Es la estación de la mudanza
a los viejos libros que me esperan
desde siempre y la voz de los poetas.
Creo que olvidé que tengo voz
escondida entre versos
no escritos que me esperan
y es mi voz al fin y al cabo.
Mi destino es aquel poema
que escribiré mañana
bajo cualquier otro cielo.

TE AMARÉ COMO UNA BRISA

Te amaré en silencio.
Te amaré como la lluvia,
que no puede evitar ser lluvia.
Mi amor será esa luna
pálida que brilla
en la noche de los sueños.
Como la brisa que pasa a tu lado
y el agua que se desliza
entre tus dedos.
De esa forma te amaré.
Será amor callado
pero no ausente
ya que siento su presencia.
Te amaré sin rozar el cielo
de tus labios,
sin vestir mis brazos
con tu cuerpo
sin descorrer el velo
de tus ropas
sin abrir la ventana
de tu alcoba.
Así te amaré, pero será amor.

NO PREGUNTES ES LA VIDA

No preguntes, es la vida que sucede

sin mirar  y va limpiando las migajas

de un algo que sucedió ayer, años atrás.

 

No te inquietes, es el perfume de un recuerdo

que tarda en hacer el equipaje

y el saludo de un algo no concreto que busca

su lugar, o tal vez un alguien sin tarjeta de visita.

 

La noche se rasga por los lados

y descuelga interrogantes deshilachados

de sus bordes. Una palabra nace, otra comienza

 

a caminar y dos más estudian los secretos

algoritmos de un latido imprudente.

No preguntes, es la vida que sucede.

Yace en lo profundo

Yace en lo profundo.
No tiene forma ni palabras
pero tengo un poema
como sé que tengo el aire
que respiro. Se desliza
entre mis dedos, es brisa
y es un algo más profundo,
me recorre travieso, juega
entre las ramas del tiempo
y empuja los minutos.
Tengo un poema,
no me preguntes como.
Llega sin permiso y se queda
a tomar café en ésta tarde portuguesa.
Debe ser eso que llaman inspiración que en el fondo es un cortejo
de mi yo profundo con las cosas
que contemplo.

Hoy me siento como un poema
aún no escrito que vaga sin rumbo.
Tal vez necesito escribir la lluvia
con mi paraguas, buscar la semántica
de las calles mojadas
y refugiarme bajo las murallas.



Quisiera tener un fondo literario
para escribir éste poema
pero no tengo más que mi vieja pluma un pedazo de papel
¡Y todo lo que me haces soñar!

Sólo soy el eco

El cielo se viste
de nubes grises.
Tal vez llore sobre
los pinos del parque
que duermen bajo
mi ventana.
La tarde es un húmedo
suspiro, las calles
un diálogo de asfalto.
Y yo tal vez no soy
más que el eco
de estos versos
que llueven sobre ti.

El grito del silencio.

Cuando sientas que la vida
te desgarra las entrañas
y el alma de la noche
se transforma en un grito
silencioso sin principio
ni final,
y la aurora sea un paisaje
a contemplar desde el frío
de unas calles artificiales
sin más alimento que pan
con lágrimas. Entonces
podrás comprender
que el destino es tan caprichoso
como un beso fingido
que cabe casi siempre en un bolsillo
y el tabaco sólo es una excusa
para respirar la realidad envenenada.