Existen días en los que
una persona va de sorpresa en sorpresa, y existen días (por desgracia la
mayoría) en que se debe proclamar con tristeza aquello de “nada nuevo bajo el sol”.
La sociedad actual me
recuerda aquellas reflexiones de Platón en su alegoría de la caverna,
reflexiones en las que llegaba a la conclusión de como se puede vivir instalado
en el engaño o el autoengaño y ser capaces de defender hasta la muerte esa
inmensa mascarada existencial, por lo interesante de sus conclusiones y el
paralelismo que intento establecer quiero dejar un resumen de las mismas:
Imaginemos una caverna y
unos hombres que viven allí desde su niñez, atados de pies y manos y sujetos
por el cuello, de forma que no pueden volver la vista hacia atrás. A sus
espaldas, y en un lugar más elevado, hay un fuego que les alumbra y una tapia.
A lo largo de la tapia pasan hombres portando diversos objetos, hablando o en
silencio. Los cautivos creen que la realidad son las sombras que se proyectan
en el fondo de la caverna. Si a uno de ellos se le liberara para que pudiera
dejar la caverna, al principio se sentiría deslumbrado y trataría de volver
atrás. Si consiguiese subir por el áspero y escarpado sendero hasta llegar a la
luz del Sol, sus ojos no distinguirían nada al principio, pero poco a poco
conseguiría ver sombras, luego imágenes reflejadas, luego objetos, hasta llegar
al Sol. Entonces comprendería la realidad y sentiría pena por sus compañeros
cautivos. Pero si volviera a la caverna, sus compañeros le dirían que perdió la
visión de las cosas y que estaba equivocado. Más aún, si intentara liberar a
los presos, éstos querrían matarle.
En la misma forma que la
gimnasia se encarga de mantener sano al cuerpo a través de las diferentes
etapas de la vida, la Filosofía ayuda al alma a pasar de la región de las
sombras a la luz, de la ignorancia a la sabiduría. A los ojos del alma se les
tiene que educar desde pequeños, pues cuesta acostumbrarse paulatinamente a la
luz de la sabiduría.
El Platonismo no es una simple fórmula, es ir
a la raíz de los problemas. Sólo después de haberse acercado por mucho tiempo a
estos problemas (de la Naturaleza y del hombre), y después de haber vivido y
discutido en común su verdadero significado, surge una chispa y crece después
por sí solo.
En la actual sociedad;
adoctrinada, convencida y amansada por el discurso de ¿lo políticamente
correcto?, el discurso populista de moda y una extraordinaria capacidad de ser
más papista que el Papa, todo ello mezclado con una dosis de supina ignorancia
sobre casi todo, y desde luego con un atrevimiento mayor aún que la ignorancia,
(un pulpito cada vez más frecuentado) no es nada infrecuente escuchar opiniones
basadas en la nueva mentira por vender; opiniones que incluso se permiten
etiquetar cualquier nota discordante, especialmente cuando dicha sociedad sufre
a grandes rasgos EL SÍNDROME DE CASANDRA.
Como comentaba al
comenzar este articulo: “Nada nuevo bajo el sol”
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