Necesito la constante
de mí mismo,
no puedo navegar
a la deriva del libre
albedrío de las emociones
cambiantes, o el rumbo
incierto del aquí y ahora.
Sé que me dueles en el alma
y olvidarte es tan sencillo
como dejar de respirar,
o caminar con los ojos vendados
aunque me esperen
nuevos horizontes
alejados del abrazo
inconsistente y puntual
que surge tan esporádico
como su marcha.
Nuevos brazos tal vez,
tal vez nuevas miradas
que me recuerden la incertidumbre
de tus pasos agotados,
o el gesto conformista
de la aceptación premeditada
en aquel silencio predispuesto.
Necesito los silencios,
tal vez para volver a encontrarte,
tal vez para volver a encontrarme.
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