EL ARBOL DE LA VIDA.
El sonido se detiene,
comienza la vida.
Resplandeces en el silencio,
en mi silencio que dibuja
una Cruz en Tu presencia.
Camino y pies descalzos.
Tu camino y mis pies
que persiguen la huella
que dejaste.
La huella que dejas en mí
se extiende como un cordón
que busca sus nudos.
Los días comienzan a ser,
las horas y minutos
se detienen cuando llegas
y me acoges, y me encoges.
Me diluyo como una reflexión adolescente,
y dejo de ser para ser una oración.
No sé, no entiendo.
Siento,
siento el calor y siento
que dejo de sentir
para sentirme en Ti.
La Cruz es ahora árbol
y promesa.
La sangre derramada
savia redentora
para los brotes de olivo.
Y tus brazos extendidos
abrazan toda la tierra.
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