Tras caer el muro de Berlín sus Arquitectos entendieron la necesidad de construir un nuevo muro, un muro invisible y escalofriante, un muro con cadenas de opinión que poco a poco reemplazase la verdad y la lógica para seguir extendiendo por el mundo “sus tesis”. Entendieron también que las torturas y muertes deberían ser reemplazadas por la adquisición de voluntades mediante el soborno económico. Y fue así como los enemigos del capitalismo utilizaron el capitalismo para seguir ostentando un poder casi absoluto en la primera premisa de Satanás: “la mejor arma del demonio contra el mundo es la de convencer al mundo de que no existe”.
La negación y ocultación de hechos históricos, el disfraz de héroes para sus viejos asesinos, la falacia y demagogia argumentativa, la manipulación de las realidades y la agitación de masas siguió adelante bajo una nueva forma: “La democracia conceptual cambiante”.
Así casi sin saberlo comenzó la táctica Lampedusiana: “Todo debe cambiar para que todo siga igual” disfrazados sus viejos argumentos con nuevas caras y lobbies de presión mediática el pulpo comenzó a extender nuevamente sus tentáculos a la sombra de 1968, y al grito de ¡Prohibido prohibir! comenzaron de nuevo a prohibirnos la vida y la libertad.
Aunque vivimos cronológicamente en el año 2016 la realidad es que llevamos décadas sobreviviendo al año 1984 Orweliano.
Aunque vivimos cronológicamente en el año 2016 la realidad es que llevamos décadas sobreviviendo al año 1984 Orweliano.
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