Yo no sé si espero más de la vida
o de la muerte que me aguarda en vela.
Gasté la suerte que el mortal anhela
y el descanso que al morir convida.
Me fui despidiendo de todo sin ira,
olvidé mis olvidos, calmé mis enojos
domestiqué mis pasiones y arrojos
me aferré al perdón, abrace la lira.
Y si Dios perdona a quien le olvida,
que perdone los olvidos temerarios
y tal vez muriendo de aquella suerte,
yo perdone la muerte que me brinda,
Él perdone la vida y sus agravios,
y poder morir los dos plácidamente.
Jesús De Castro.
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