EGO TE ABSOLVO.
Mi pecado es la
poesía, no me afees la conducta “ego te absolvo”
yo no llevo mis versos a tu confesionario buscando
absolución.
Aleja tu gracia mal
sonante y condéname a tu pronta indiferencia,
¡oh padre de todas
las musas terrenales! “ego te absolvo”.
No, no me busques en
el índice de tu libro de los justos o la guía telefónica.
Mi pecado es mío, míos son los salmos impostores
de mis madrugadas insomnes con manchas de café y aroma
de tabaco,
mías las manchas de nicotina entre los dedos
arrugados.
No, no me busques tampoco entre tus cuarenta principales
o su frecuencia modulada por tus designios, no sintonizo
tu dial.
¿Acaso no lo sabes fingidor? yo también finjo y miento
dos veces.
¿Acaso no lo sabes fingidor? el poeta es un pequeño
dios.
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