Existen noches, en que junto a la lluvia, la poética nos corre por el alma como un duende travieso. En noches como esta y junto a una querida amiga y magnifica poeta; en ocasiones nacen aquellos poemas que nacen para no ser leídos. Un precioso dueto poético con una linda amiga mexicana: Paloma Grace Castellanos.
Los versos en rojo, son apasionados como Paloma y fruto de su inspiración, los versos en negro son míos. Pero el merito es fruto del primer verso, tan genial y autentico como Paloma. Te quiero amiga.
Aquellos poemas que nacen para no ser leídos
son como el llanto arrinconado en el salón de la soledad,
allí donde no llega conexión alguna
junto a una ventana con los postigos cerrados.
Son la sangre de una letra que se derrama entre silencios.
La noche qué escucho un lamento
El viento que no encontró su rumbo
El decir que no se escuchó en los labios.
Melancólicos, con la timidez de un nocturno.
Abrasadores como el árido desierto.
Sin embargo el alma clama gritos
y las lágrimas forman torbellinos espumosos en la sangre.
Taciturnos y silentes como sombras
que dibujaron la infinitud de una ausencia.
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