viernes, 20 de abril de 2012

EMPACHOS SINTÁCTICOS.



El calendario del desencanto

comienza con algoritmos

que salen al paso

en procesiones de recelos

con sigilosos antifaces.



Es curiosa la necesidad

que siente la inseguridad

de embozarse como cualquier forajido,

un espectro trasnochado

o incluso maquillarse una sonrisa

que disimule el incomodo crujir

de los dientes apretados

para sentirse más segura.



Es difícil comprender a quien

se acerca con disimulos

condenados de antemano

a sorprender la continuidad

de tantas sombras urbanas.



El amor se escribe cada día,

y  no es más cierto

cuando llega con gula de palabras

que al fin y al cabo no significan

mucho más que las intenciones

y nunca fueron agradables

los empachos sintácticos

sin mayor intención

que la de regalarnos los oídos.



Cuando llega la ocasión

es mejor salir del paso con almax

que padecer los rigores

de una indigestión gramatical.



Tal vez sea mejor cambiar la hora

y sustituir las pilas gastadas,

sacar brillo a las manecillas inclementes

de la vida antes que detenerse

ante melancolías innecesarias.

Nunca tuve buena voz

para  cantarle saetas al pasado.

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