El tiempo es como viento de otoño y todo se lo lleva,
pero lo escrito permanece, y cuando no estemos tu y yo,
permanecerá el eco de lo que fuimos
en los poemas que nos sobrevivirán.
Entonces sabrán que estuvimos aquí,
que lo que hicimos y vivimos contó, aunque sólo para nosotros,
porque sólo nosotros nos atrevemos a vivir para escribirlo.
Somos guerreros de la lira y la hoja de roble que cruzan el universo
al timón de sus sueños, somos creadores y creados,
damos vida y damos muerte,
recorremos la inmortalidad cabalgando sobre nuestros versos.
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