Amaneces pacífico y verde
como los ojos del amor,
húmedo edredón de sueños
y barcos pesqueros
que se mecen en tus brazos
buscando el sustento.
Reino de un Neptuno sin corona
entre jardines de algas y
corales,
arena y horizonte que abraza
con el cielo, lo divino y
terrenal.
Canción de cuna en la orilla
nocturna de Coquimbo,
y balada para amantes.
beso acuático que en las noches
se acerca para besar la tierra.
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