Y tal vez algún día, cuando el tiempo desdibuje lo que
soy, lo que fui,
lo que todos fuimos en este instante que es la vida.
Cuando amanezca sin nosotros a pesar de nuestro empeño
por brillar,
y condenados al olvido comprendamos al fin que solo
somos
un grano de arena atrapado en un reloj que en su
continuo girar
nos empuja hacia abajo por inercia y todas nuestras señas de identidad
no ocupen más espacio que una fecha sobre una lápida
mortuoria,
mi voz escondida entre mis versos vuele de nuevo en
todos aquellos
testimonios deshojados que una vez hablaron de mí, con
prudencia a veces,
a veces también entre gritos de tinta y papel atropellándose
por salir.
Porque nada importa la muerte de un poeta, solo somos
pequeños
vagabundos, trovadores de sueños que deben morir para
que la semilla
de sus ecos unida en la tierra a tantos otros que nos antecedieron
germine al fin ocupando
nuestro lugar en los jardines del parnaso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.