Tus fauces abiertas,
el hedor que desprenden tus figuras
atadas bajo mil
hogueras que proyectan sombras chinescas.
Más allá no hay nada,
tus dominios son un lago de sangre.
¡La luz, oh sí, la
Luz!
Figuras simiescas danzando
en torno a la misma demagogia.
Tenemos vísceras en
oferta aquí en la feria de pulgas,
tenemos también circo
y
nos crecen los enanos.
Vuelve la era del
todo en blanco y negro, el gris se mitiga
y una urna se lava
los dientes para quitarse restos
de los miembros
amputados de la antigua sociedad.
Yo quise ser poeta
para escribir el romanticismo
pero el romanticismo
se me escapa por la vida agónica
y no existe nada más
romántico que un beso con lengua
entre dos muertos
asexuados – los muertos del día ya no tienen sexo-
Tengo los dedos rotos
por la escalada, el miedo instalado por la impotencia
de no poder mirar
atrás, no quiero ser otra estatua de sal en el camino.
¡ La luz, oh sí, la
luz!
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