A ti, que te eriges en tu escaño demagógico,
que construyes artificios y sofismas con palabras
prestadas.
No, no me llames al altar de tus aduladores.
Apenas eres un murmullo de enfrentamiento, ni voz
tienes.
Tan solo eres una firma al borde de un papel con
sellos oficiales,
ni voz tienes, engranaje burocrático, tu tiempo
pasará.
Todo tiempo pasa, incluso el tiempo de los
depredadores.
Ni voz tienes, susurro intransigente,
meretriz de domingo en horario electoral.
¿Acaso no lo sabes señuelo? no eres más allá del
engaño.
Artificio breve, como pólvora quemada en cualquier
festejo.
Silueta sobre papel, apenas un anuncio temporal.
Tú tiempo pasará y con el tu olvido, eres reciclable y
sustituible.
Larga es la fila de las sombras que esperan ocupar tu
sombra,
largos sus dientes afilados como los tuyos.
Vuelas con alas prestadas ave de mal agüero.
Ni voz tienes, al principio era el verbo y el verbo es
de los poetas.
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