El sueño de la
razón produce monstruos, es cierto. Sus pinceladas sangrientas dejan un rastro
indeleble en la vida y muerte de su hastío; enjambre en perfecta formación, todos
ellos uniformados en negro impoluto con calaveras en sus solapas. Hileras de
dientecitos deformes, teñidos del carmesí de la venganza sumados a las sombras
chinescas que produce su furioso aletear en busca de una luz negada desde su
nacimiento. ¡Dantesca escena de sombras encorvadas bajo el peso de sus propios
pecados! ¿Quién estará libre de culpa? no importa siempre y cuando caiga un
inocente. La muerte ajena siempre sirve para lavar nuestras faltas.
Cadenas de
palabras ahogan mis sueños, el sudor y la angustia me producen terrores
nocturnos. Todos caminan hipnotizados, desencajadas sus mandíbulas en un solo
grito hacia el auto de fe. A lo lejos, en plaza pública se erigen los postes,
miles de postes, todos vacíos en espera de su carne. Bajo los postes el
combustible que propiciara la llama purificadora: miles de libros prohibidos
que nos recuerdan que tal vez y solo tal vez fuimos libres en un tiempo ya
pasado. La multitud concurre obediente y obediente espera su turno.
¡Es la era
moderna, la industrialización del pecado múltiple! perfectos engranajes de la maquinaria
del despotismo iletrado; cada cual ocupa el lugar que le corresponde con la
debida sumisión y en doble hilera. A la izquierda los que arrojan las piedras,
a la derecha los sentenciados por irreverencia y sedición. Es un sueño, debe
ser una pesadilla, un pensamiento recurrente que se niega a dejar paso al
despertar de mis terrores; sin embargo es demasiado real. Siento el frío sobre
mis pies descalzos, la furia del ejército de esclavos al paso de la comitiva de
condenados que me encadena sin remedio. Sus caras deformadas por el odio y la
ignorancia, sus puños apretando con fuerza las piedras que llevan grabada
nuestra ejecución. Al fondo, sobre palco una gran pantalla nos observa; en
pocos minutos el Gran Hermano anunciara el comienzo de una nueva jornada de los
juegos del hambre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.