viernes, 30 de noviembre de 2012

EL MONJE


 

-          Ésta es su habitación, como puede comprobar es tal como le dije, exacta a las fotografías que publicamos en nuestra página web.

Era ciertamente una réplica exacta de lo que pudo ser la alcoba de un joven señor en el año 1.300. Una ventana estrecha en su parte exterior y más ancha en la interior destinada a captar y expandir la luz, un armario de tosca madera, un gran arcón sobre el suelo alfombrado, una cama con dosel, una mesa, dos sillas, un cortinón de gruesa tela cayendo desde el techo de la estancia y una gran chimenea encendida formaban el mobiliario de aquella estancia de piedra y artesonado de madera sobre su cabeza.

 

-          ¿Y dice usted que esta fue la habitación de uno de los últimos caballeros templarios?

 

-          Sí, uno de los que formaba parte del círculo más allegado de Jacques de Molay, el último gran maestre de la orden. Se dice que fue uno de los caballeros encargados de ejecutar sus últimas voluntades, proteger los tesoros de la orden, ayudar a los hermanos que se hubiesen salvado evitando la dispersión, e incluso se rumorea que se le encomendó la tarea de vengar el daño infringido sobre la orden ejecutando a los implicados en la trama, o sus descendientes si ellos hubiesen muerto o escapado a la venganza. Parece ser que fue un temible guerrero, implacable ejecutor de cualquier misión que le fuese encomendada y un terrible pasado en el que se le achacaban ciertos tratos con el maligno, debido a lo cual ingresó en la orden del Temple para acallar rumores y proteger el nombre de su linaje. Tras la desaparición de la orden y ejecutados el gran maestre y sus últimos caballeros, se filtró la noticia de que tal vez aquellas palabras al borde de la hoguera encerrasen algo más que una simple profecía:

 

-           « "Dios sabe quién se equivoca y ha pecado y la desgracia se abatirá pronto sobre aquellos que nos han condenado sin razón. Dios vengará nuestra muerte. Señor, sabed que, en verdad, todos aquellos que nos son contrarios, por nosotros van a sufrir." "Clemente, y tú también Felipe, traidores a la palabra dada, ¡os emplazo a los dos ante el Tribunal de Dios!... A ti, Clemente, antes de cuarenta días, y a ti, Felipe, dentro de este año..."»

 

El propio Clemente V encargó una investigación de la que no se supo más debido a su muerte un año despues junto a la muerte de Felipe El Hermoso y la de su mayordomo.


Aunque otras fuentes dicen que todos aquellos implicados en el exterminio de la orden del temple y posterior investigación encaminada a destruir todo vestigio de la misma fueron silenciados uno tras otro. Se habla de accidentes provocados, de personas envenenadas, apuñaladas, ahorcadas y un sinfín más de tormentos a lo largo de los años posteriores; se habla incluso de un anatema que se prolonga a través de los siglos para todos los descendientes de aquellos que maldijo “De Molay” antes de morir, se habla de un eterno ejecutor de su voluntad, del vengador del Temple. Algunos vecinos comentan que algunas noches se puede ver la figura del caballero vengador sobre su caballo de batalla, que se oyen siniestros ruidos metálicos producidos por la armadura del caballero y su caballo buscando a los herederos de su juramento de eterna venganza.
 

-          Vaya historia, si lo que pretende es llamar mi atención y despertar mi curiosidad le garantizo que lo ha conseguido, ¿tú qué opinas Berta? 

-          Que siempre te las ingenias para sorprenderme agradablemente al mismo tiempo que satisfaces tus excentricidades, no sé como lo consigues la verdad, pero siempre lo consigues; eres un afortunado bribonzuelo. ¿Y usted, a qué se dedica exactamente?

-          Soy un descendiente de los mayordomos de los antiguos señores, mi familia les ha servido desde generaciones; actualmente me ocupo de dirigir al servicio, digamos que soy mayordomo y guardés del lugar. Cuando su marido contactó conmigo y me explicó lo que necesitaba y los motivos supe que esta habitación era perfecta para ustedes, digamos que tengo cierta habilidad para encontrar las habitaciones adecuadas para cada huésped.

-          Ya veo, es usted todo un experto, debe ser herencia de familia.

-          Sí señora, seguramente debe ser eso, que disfruten de su estancia.


Berta, la mujer de Guillermo escuchaba sonriente la historia del anciano guardés de aquella fortaleza transformada en un lujoso lugar de turismo rural, Guillermo era muy excéntrico, tal vez debido a su faceta de escritor y apasionado investigador, de hecho trabajaba digitalizando todo tipo de documentos ya fuese para entidades privadas, estatales o religiosas; le apasionaba su trabajo de tal modo que incluso se las apañaba para coincidir con la historia incluso en vacaciones. Su estancia en aquel curioso lugar se debía a la reciente noticia de su embarazo, sí, Guillermo y ella iban a ser papás por fin. Así que aprovecharon el puente del día del padre para celebrar tan feliz acontecimiento, lo merecían realmente, especialmente tras aquel accidente en el que sus posibilidades de concebir quedaron tan mermadas.
 

-          ¿Qué te parece la habitación princesa? no me negarás que es una pasada; por cierto el baño está tras aquel cortinón, es una curiosa manera de adaptar las necesidades actuales sin perjudicar demasiado el entorno. ¿quieres darte un baño relajante mientras yo me encargo de deshacer las maletas y colocar nuestras cosas?

-          La verdad es que sí, me vendría muy bien, además tengo intención de aprovecharme de esta situación al máximo de mis posibilidades.

-          Aprovecha cariño, aprovecha; mereces eso y más, no sabes la alegría que siento, pensaba que jamás podríamos tener hijos. ¿Quieres que vaya despues a frotarte la espalda?

-          Una idea muy interesante, ¿Por qué no?

Berta despareció tras la tupida muralla de aquellos cortinones mientras Guillermo comenzó a abrir sus bolsas de viaje para distribuir ropas y enseres de higiene personal. Había sido toda una suerte encontrar aquel Hotel tan apartado, una suerte encontrar también a Morice, aquel viejo guardés tan amable y conocedor de la historia del lugar y sus más relevantes protagonistas. Incluso le habló de una biblioteca a la que podría facilitarle acceso, una biblioteca que contenía manuscritos y documentos sobre la familia de aquella fortaleza-hotel; un hombre muy educado y atento el tal Morice, incluso le facilitó la mejor habitación a pesar de haber llamado en tiempo real, de un día para otro, aunque la verdad su suerte apenas le sorprendía.

Es cierto, Berta tenía razón; era un afortunado bribón, la vida le sonreía en todos los aspectos; acababa de conseguir un contrato con el Vaticano para digitalizar documentos y códices no sólo en Roma, si no en diversos monasterios del mundo, una aventura muy lucrativa y apasionante para alguien como él y el embarazo de Berta vino a colocar la guinda sobre el pastel.

 

-          Berta voy a frotarte bien, je je je

-          Vaya, menos mal, pensaba que tendría que buscar a alguien para suplirte jajaja.

Guillermo desapareció tras la cortina dejando un rastro de ropa tras él. Sí, definitivamente era un hombre muy afortunado.

La cena fue suculenta, un surtido de patés y ensalada como entrante, un suculento asado de venado como plato fuerte y una deliciosa tarta de queso, todo ello regado con excelentes caldos de la bodega familiar ya para concluir un relajante paseo por los jardines, bajo la luz de la luna de la mano de Berta con un buen cigarro marca Montecristo en la otra; sí, definitivamente la diosa fortuna le sonreía.


-          ¿Te das cuenta de que el año que viene por estas fechas ya seremos papás de verdad Guillermo?

-          Sí cariño, me doy cuenta y soy muy feliz, te juro Berta que soy muy feliz, eres una bendición para mí, eres lo mejor cielo.

-          Shsss, no digas nada más, llévame a la habitación, subamos.

 

Guillermo soltó su cigarro para abrazar a Berta y cogidos por la cintura subieron a su habitación. Mañana tendría tiempo de indagar en aquella biblioteca familiar pero esta noche era para Berta en exclusiva, una noche para el amor, para las confidencias y el sexo.

 

-          ¿Y dice usted que le encargaron el desayuno a las 9 de la mañana y al subir les encontraron así?

 

El inspector de policía tomaba notas mientras el equipo forense se dedicaba a recoger pruebas esperando la orden judicial para recoger y trasladar los cuerpos de Berta y Guillermo.

 

-          Sí inspector, envié a una doncella a las 9 como ellos me indicaron ayer, y la pobre les encontró así; una pena eran dos jóvenes muy simpáticos, no comprendo quien puede ser capaz de degollar a dos personas hasta casi decapitarles, y lo más triste es que al parecer ella estaba esperando un niño; lamentablemente la persona que se encarga del turno de noche suele dormitar en la habitación inmediata a recepción y sólo acude si le llaman previamente, difícilmente podrá decirles nada.

-          Lo curioso es que todo estaba cerrado, es casi como sí quien lo hizo hubiese surgido de la nada y tras cometer los asesinatos hubiese desparecido en la misma nada.

-          Es posible inspector, pero usted y yo ya somos mayorcitos para creer en fantasmas ¿no cree?

-          Desde luego Morice, desde luego; es sencillamente que no consigo entender quien querría asesinar a una pareja de turistas, sin móvil aparente. ¿Cómo dice que se llamaban?

 

El viejo Morice esbozo una sonrisa, una sonrisa casi siniestra e imperceptible.

 

-          Nogaret inspector, Guillermo Nogaret y Berta Rodríguez

martes, 27 de noviembre de 2012

EL REPARTO DE CULPAS


Si debemos aprender algo de esta crisis es precisamente que hemos llegado a ella tras sufrir otra muy distinta, una crisis silenciosa de valores; valores que se fueron diluyendo en una sociedad cada vez más pragmática e imbuida por la búsqueda del paraíso terrenal más cercano y sin tener en cuenta las consecuencias que ello pudiese conllevar a largo plazo. Hace unos días sostuve una conversación familiar sobre culpas y tal vez perdido en la algarabía de la conversación dicharachera y cortoplacista que se formó a mí alrededor fui incapaz de hacer entender mi postura sobre culpabilidades. No nos engañemos, tenemos nuestra parte en el reparto de culpas. Pero nuestra culpa es la culpa del rebaño mal dirigido y conformista, nuestra culpa es culpa de la oveja que se deja llevar al matadero sin proferir una queja.  Y aunque existen personas e instituciones capaces de dar claros ejemplos de solidaridad y humanismo cristiano se ven obligadas a soportar todo tipo de injurias y persecuciones debido precisamente a sus actos. Me viene a la mente el ejemplo de Amancio Ortega, del que más que importarme su fortuna me importa el uso que hace de parte de la misma, utilizándola para ayudar a quienes lo han perdido todo (20 MILLONES DE EUROS) y me escandaliza igualmente la hipocresía de quienes le condenaron y lincharon mediáticamente: actores de cine subvencionado, escritoras de medio pelo, cantantes de mercadillo y saldo, algunos payasos que presumen de cómicos, partidos políticos o movimientos sindicales que entienden por justicia y generosidad el asalto a supermercados, la intimidación de cajeras y trabajadores en general, todos ellos con sus fortunas y tributaciones a salvo en otros países o paraísos fiscales y sin la menor intención de dedicar parte de ellas a los fines que critican en el señor Ortega . Me vienen a la mente instituciones religiosas como la iglesia católica tan solidaria como perseguida que apenas da abasto a atender tanta necesidad mientras otras confesiones religiosas y políticas practican el fundamentalismo y la persecución contra ella denigrando sus acciones y confundiendo a las masas con violencia y demagogia. ¿Qué futuro tiene una sociedad que condena las buenas acciones y aplaude el vandalismo y la demagogia? NINGUNO

Tenemos parte en el reparto de culpas sí, la parte del marinero que se deja seducir por los cantos de sirena de aquellos que supuestamente están más cualificados para dirigirnos como sociedad y nación y en lugar de cumplir con su tarea se afanan en utilizar sus cargos electos o dedocráticos en acumular riquezas y poder, privilegios en definitiva para ellos, sus allegados, sus partidos políticos y sindicatos o sus grandes monopolios financieros y empresariales. ¿Quién tiene más culpa en el reparto, la oveja que pasta en la seguridad de que el pastor vela por ella o el mal pastor que sólo pretende de la oveja su carne y su lana dejándola a merced del ataque de las fieras cuando nada cree obtener de ella? ¿Quién tiene más culpa en el reparto, el rebaño conducido a un precipicio o el pastor que les conduce a sabiendas hacia el mismo? ¿Quién tiene más culpa en el reparto, el pastor capaz de parar la pérdida conteniendo la marcha del rebaño hacia el abismo redirigiéndolo a caminos de prosperidad, o el mismo rebaño impulsado por el pastor implacable a sabiendas de que el camino termina en un despeñadero?.
Sí, tenemos nuestra parte en el reparto de culpas, qué duda cabe. La parte del inocente que desconociendo las consecuencias económicas y políticas se dejó adormecer por los cantos de sirena de los profetas del fundamentalismo democrático y decidió dejar en sus manos aquello que es de todos ya que todos lo sufragamos de nuestros impuestos, tenemos la culpa de los mansos que nunca se preocuparon de que en España existiese una ley electoral injusta, anticonstitucional y antidemocrática que ponía todos los resortes del poder político y económico en manos de una casta de personas mediocres, mal preparadas y sin ningún sentido de estado o creencia en España como nación y la democracia como forma de gobierno. Nuestra culpa es la culpa del silencio mientras la clase política secuestró la separación de poderes y con ella la democracia. La culpa del consentimiento silencioso mientras políticos, sindicatos, patronal y banca se repartían los beneficios de nuestros impuestos. Tenemos nuestra parte de culpa, qué duda cabe, la tenemos y la estamos pagando bien cara cada día. La pagamos con unas tasas de paro alarmantes, la pagamos con familias desahuciadas por unas cajas de ahorros arruinadas por la intervención de políticos y sindicalistas que se han lucrado de las mismas obligándonos a rescatar de nuestros impuestos la ruina y la corrupción que ellos han creado, la pagamos al vernos obligados a subvencionar el brazo político de una banda terrorista con representación parlamentaria debido a que la ausencia de democracia hace que sean los partidos políticos quienes eligen a jueces y fiscales poniéndoles al servicio de sus intereses. Pagamos nuestra culpa al ver a unos dirigentes políticos subvencionados con dinero español utilizando los foros parlamentarios para dividir España enfrentando a los españoles con pretensiones separatistas y la cobarde y partidista conformidad del presidente del Gobierno y los residuos del principal partido de oposición. Tenemos nuestra parte de culpa y la estamos pagando amargamente ¿Pero cuando comenzaran a pagar su parte de culpa los verdaderos culpables?

miércoles, 14 de noviembre de 2012

UN HOMBRE, UN VOTO, UNA CAUSA, UNA MUERTE.

Un hombre, una bala,
o un machetazo.
Un hombre, una muerte,
o mil, qué más da

Si es en nombre de la codicia
o el odio.
Un hombre, un voto
que da el poder para manejar
los hilos, para comprar
las balas, las voluntades
o los machetes.

Las muertes siempre son las mismas,
solo cambian las causas
y las caras de los muertos.
solo cambia la cara del poderoso
que incita a matar, que incita
a odiar en nombre de su avaricia.

El poder corrompe a quienes
lo ostentan o ambicionan,
y de una forma u otra, mata
a quienes sufren por su causa.

Mata sus vidas, o su futuro,
mata sus sueños o esperanzas.
Un hombre, un voto, o mil,
qué más da si es siempre
en nombre de la corrupción.

La injusticia es la única bandera,
la bandera universal, con el escudo
de los corruptos y sus mentiras.

Enormes banderas, regadas
con la sangre y lágrimas del pueblo.
Enormes banderas para ondear,
o más pequeñas a juego con las grandes
para llevar en sus lujosos coches oficiales.

Un hombre un voto, o mil,
qué más da.
un hombre, una muerte,
o mil, qué más da
si siempre mueren los mismos,
sólo cambian los cadáveres
o sus macabras posturas.

Solo cambian las caras de los canallas
que promulgan el odio
como forma de vida para ellos,
como forma de muerte
para los demás.

Y marchan alegres los hombres
a la sombra de las banderas
de los corruptos, y matan o mueren
en nombre de sus mentiras,
las banderas también sirven
de sudario.

Siempre existe una causa
para matar o morir en nombre
de la riqueza,
el dinero, o los recursos naturales
que pudiesen generarlo.

Que ondeen alegres estandartes
de la democracia cerca del oro
o diamantes, cerca del petróleo.
Y que callen los muertos allí
donde solo existe tierra
para sus sepulturas.
En los abruptos pedregales
no existe lugar para la civilización.