martes, 23 de junio de 2015

TIEMPO PRESTADO.



Pedí  tiempo prestado al destino
para tomar una última cerveza
entre tus labios, olvidando que cobra
intereses atrasados y siempre
gana en la ruleta de la fortuna.
Pero no puedo evitar esperar la noche
para escribir versos sobre tu piel
acentuada por la concupiscencia
y clamar al cielo mi pecado original
que no es otro que el de amarte
sobre todas las cosas,
tal vez porque estoy cansado
de pasar un calendario de arrugas
sobre la copa de un trago amargo
de labios que no dicen nada ni al besar.
El desierto nunca me fue desconocido,
tampoco la sed y el hastío de falsos
profetas que se adornan los domingos
para vender sus mentiras al mejor postor
mientras ocultan  cadáveres bajo sus mantos.
Prefiero rezar en la soledad
de cualquier esquina olvidada por el mundo

y volver cada tarde a tus brazos redentores.