sábado, 28 de abril de 2012

TIERRA INMORTAL.




Quiéreme cuando menos lo merezca por que es cuando más lo necesito. ¡España te quiero!
TIERRA INMORTAL.

¡España, patria mía!

Tierra de mi corazón

Es tu sangre mi bandera

Junto al oro de tu sol.

Son tus olivos pendones

Y tu historia es esplendor.

Y el latir de corazones

Es tu himno de nación.

¡España, patria mía!

Soy tu hijo y tu vigía,

Soy tu sangre y tu dolor,

Soy orgullo y soy tristeza,

Soy tu alma, soy tu honor.

Cuna de mis antepasados,

De tus guerreros, canción.

Lágrimas por tus bastardos

Tristeza ante su traición,

Piel de toro estremecida

Por discursos de felón.

Sardanas lleva tu sangre

Flamenco tu corazón,

Pasodobles, muñeiras, fandangos,

Toreros que bailan,

Con la muerte bajo el sol.

Eres vino, y eres copla,

Y tricornios de charol

Y hasta el viento que te adorna

Lleva el orgullo español.

¡España, patria mía!

Sueño de mi ilusión.

Soy tu hijo y tu vigía.

¡Madre mía! soy español.

jueves, 26 de abril de 2012

MARGARITAS DECAPITADAS.




Hoy prefiero decapitar ramilletes
de margaritas antes que confiar
en cualquier promesa deshojada
con el descuido de la soledad.
No es conveniente fiar
en un amor tan cojo
que necesita de muletas para sostenerse.
Tal vez sea tan sencillo
como terminar este poema
o tan complicado como renunciar
a ser poeta en medio del glaciar
de cualquier ceremonia absurda.
Es mejor escribir dos versos
que pedir excusas por nada
a quien no tiene más excusa
que un equipaje cargado de recelos.
Hoy es noche de conclusiones
y tal vez no quede más recuerdo
que el obligado por cortesía
a lo largo de cualquier poema.
¡Quedan tantos por escribir,
que me niego a rendir mayor
homenaje que la brevedad!

viernes, 20 de abril de 2012

EMPACHOS SINTÁCTICOS.



El calendario del desencanto

comienza con algoritmos

que salen al paso

en procesiones de recelos

con sigilosos antifaces.



Es curiosa la necesidad

que siente la inseguridad

de embozarse como cualquier forajido,

un espectro trasnochado

o incluso maquillarse una sonrisa

que disimule el incomodo crujir

de los dientes apretados

para sentirse más segura.



Es difícil comprender a quien

se acerca con disimulos

condenados de antemano

a sorprender la continuidad

de tantas sombras urbanas.



El amor se escribe cada día,

y  no es más cierto

cuando llega con gula de palabras

que al fin y al cabo no significan

mucho más que las intenciones

y nunca fueron agradables

los empachos sintácticos

sin mayor intención

que la de regalarnos los oídos.



Cuando llega la ocasión

es mejor salir del paso con almax

que padecer los rigores

de una indigestión gramatical.



Tal vez sea mejor cambiar la hora

y sustituir las pilas gastadas,

sacar brillo a las manecillas inclementes

de la vida antes que detenerse

ante melancolías innecesarias.

Nunca tuve buena voz

para  cantarle saetas al pasado.

miércoles, 18 de abril de 2012

UNA TARDE PEREGRINA.



La tarde está gris y húmeda,

cómo una despedida cualquiera

cuando llueve sobre mojado.

Es curioso, pero en ocasiones

me detengo a preguntarme

cuando dejó de importarme

la climatología ocasional

de unos labios peregrinos

o su ausencia entre estaciones.



Sólo me queda la certeza

de que apenas necesito un corto paseo

para olvidar las miradas huidizas

y los besos a corto plazo.

La tarde está gris y húmeda,

el viento acaricia la arboleda

con el mimo de un enamorado

principiante, casi con miedo.

El camino se extiende, nada se detiene,

ni tan siquiera mi cansado caminar

en busca del destino caprichoso

que juega al escondite

entre las hojas del calendario

lunes, 9 de abril de 2012

POEMA SIN NOMBRE


Existen días en que la primavera pierde su olor y los poemas su nombre.


¡Querida amiga cuéntame tú
que me conoces desde siempre!
incluso antes que yo me conociese
o te conociese a ti.


Cuéntame por qué en tardes
como esta recojo azucarillos de tristeza
para endulzar las horas de esta soledad
que amarga como un poema sin final.


Contéstame amiga, dime qué motivo
me impulsa a escribir poemas sin nombre
o  jugar a las adivinanzas con un adiós
que se acerca a mi conciencia
con garras teñidas de escarlata,
arrastrando los muñones de excusas amputadas.


Explícame amiga por qué no suena
el mar en aquella caracola que encontré
hace tanto tiempo en los bolsillos
del abrigo marinero que colgaste tras la puerta
de aquella primera tarde.

Tal vez no recuerdes aquella llovizna ocasional,
fíjate yo tampoco recuerdo el paseo
con olor a salitre y los dedos
teñidos de versos por escribir.

Ahora que lo recuerdo,
tampoco recuerdo en qué momento
exacto comprendí, que en ocasiones
los besos amargan como un silencio
que se presenta sin ser invitado.