jueves, 26 de abril de 2012

MARGARITAS DECAPITADAS.




Hoy prefiero decapitar ramilletes
de margaritas antes que confiar
en cualquier promesa deshojada
con el descuido de la soledad.
No es conveniente fiar
en un amor tan cojo
que necesita de muletas para sostenerse.
Tal vez sea tan sencillo
como terminar este poema
o tan complicado como renunciar
a ser poeta en medio del glaciar
de cualquier ceremonia absurda.
Es mejor escribir dos versos
que pedir excusas por nada
a quien no tiene más excusa
que un equipaje cargado de recelos.
Hoy es noche de conclusiones
y tal vez no quede más recuerdo
que el obligado por cortesía
a lo largo de cualquier poema.
¡Quedan tantos por escribir,
que me niego a rendir mayor
homenaje que la brevedad!

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