jueves, 19 de enero de 2012

¡Hágase tu voluntad!



Hágase en mí tu voluntad
fuente de toda omnipotencia,
que sea mi vida el altar
de tu divina presencia
por poderte comulgar
en medio de la tempestad.

Apaciéntame los clamores
dulce Redentor.
Sofócame los temores.
Y con las agua de tu calma,
extiende sobre mi alma
tus redes de pescador.

En ti sólo confío
A ti elevo las preces
que en los pecados expío.
Que sean, tu amor mis jueces,
y tu bondad el alivio
de todo acto impío.

Hazme cruz de tu dolor
en el madero del destino
que sean mis clavos tu amor
y sangre tu aliento Divino.
¡Mortifícame Señor!
por acercarme a tu sino.

Cíñeme con espinas
aquella sufrida frente
del calvario terrenal.
Restañando las heridas
que me depare la suerte
con tu palabra inmortal.

Oh, divino pastor
que por sus pastos me guía
en medio del clamor.
Padre redentor
hágase tu voluntad y no la mía
que tan sólo soy tu servidor.

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