domingo, 2 de septiembre de 2012

NO ME PIDAS QUE CANTE.


Hasta siempre Vicente, que las musas te acompañen en tu viaje a la eternidad.

A Vicente Martin.

 
NO ME PIDAS QUE CANTE.

 

Nadie sabe que prisa te detiene,

es cierto.

Pero no me pidas que te cante.

Yo prefiero deshojar tus silencios

engarzados de palabras,

y tal vez saborear algún guiso de tertulia

literaria bajo el roble.

¡Son tan frondosas sus ramas!

que pueden cobijar varios años.

 

No me pidas que te cante

cuando rendido, te dedicas

a escribir poemas de conformidad

acentuados por las circunstancias.

Hoy he descubierto que no es cierto

que el sol queme la piel

cuando ausente la conversación

proyectas la sombra de tus pronósticos

sobre el calendario.

 

Debe ser – seguramente- que los jardines

del infante conservan la huella de tu paso

sobre el césped encanecido por el descuido.

No, no me pidas que te cante cuando marches

aunque vaya en el oficio y esté presto el laúd.

No soy dado a los himnos y fanfarrias sociales.

 

Yo te cantaré, sí, cuando el alma desgrane

los minutos melancólicos sobre aquella

sonrisa invertida.

Cuando llueva y las mejillas desborden

sobre los labios… entonces, yo te cantaré.

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