viernes, 8 de marzo de 2013

Madre Inmaculada

Madre inmaculada, ya sale el cordero
con la carne desgarrada y la afrenta
desplegada sobre el santo cuerpo.
Qué dócil camina y que poco se lamenta,
Madre de los dolores, aferrado a su madero
aquella condena a muerte, con rostro de Nazareno.

Rompe en mil pedazos tu manto
María, por hacer pañuelos de espanto
que yo quiero llorar contigo
aquel caminar cargado bajo corona de espino.
¿Tanto pesan mis pecados por la sangre de tu hijo
qué camina entre quebrantos con el madero bendito?

¿Tanto, tanto pesan que lo arrojan tres veces al suelo?
Dulce y triste María, quiero caminar contigo
y llorar por el hijo que va al calvario cargado
con la cruz de mis pecados sobre el rostro ensangrentado.
Madre de misericordia quiero hacer mío tu duelo
besar tus lágrimas benditas por aquel hijo perdido.

Ya ha llegado al monte del calvario el cordero
y los viles legionarios desnudan de ropas su cuerpo.
Mira, ya lo tumban desnudo sobre la cruz.
Y los cielos aventan nubes y vientos.
Como llora y oscurece el firmamento
mientras levanta el madero, crucificada la luz.

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