viernes, 7 de febrero de 2014

El grito del silencio.

Cuando sientas que la vida
te desgarra las entrañas
y el alma de la noche
se transforma en un grito
silencioso sin principio
ni final,
y la aurora sea un paisaje
a contemplar desde el frío
de unas calles artificiales
sin más alimento que pan
con lágrimas. Entonces
podrás comprender
que el destino es tan caprichoso
como un beso fingido
que cabe casi siempre en un bolsillo
y el tabaco sólo es una excusa
para respirar la realidad envenenada.

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