jueves, 31 de marzo de 2016

ANTIHÉROE.

Conozco a un superhéroe, no usa trajes vistosos ajustados marcando paquete con largas capas, nunca he visto su silueta voladora cortando el cielo bajo la luz de la luna, tampoco tiene supervisión. Más bien al contrario, es bajito; tiene astigmatismo y vista cansada. Tampoco hace alardes de grandes ideales, más bien parece pragmático y en ocasiones saca a pasear una buena dosis de mal genio, especialmente cuando encuentra en su camino personas estúpidas que se consideran con derecho a saberlo todo y sentar catedra. En ocasiones lo he visto agotado, como si la vida le pesase más que los huesos y cuando eso sucede su mirada es triste, sus silencios largos, su mejor amigo es un vaso de whisky acompañado de hielo y algunos cigarrillos. Tal vez su único súper poder  es el de sacar fuerzas de su propia debilidad para ayudar a las personas que ama o le necesitan olvidando las ofensas con facilidad. Tal vez más que un superhéroe es un antihéroe, pero es lo más parecido a un superhéroe que he visto en mi vida. 

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