lunes, 20 de junio de 2016

TEORIA DE UN FRACASO.


Entré en mi tugurio favorito, como cada noche. Las mismas caras aburridas sobre posa-vasos de conversaciones con sabor a lo de siempre, copas llenas de personas vacías flotando sobre el hielo de una de tantas noches de invierno. En la calle asfalto escarchado de silencio y sombras huidizas con los bolsillos llenos por sus manos rotas. Encendí mi décimo cigarrillo a sabiendas de que estaba prohibido, tal vez era mi única manera de desafiar con papel de fumar y tabaco barato todos los decretos de ley destinados a encarcelarme con promesas de libertad.
¡Pepe, pónme un cubata!
Me incliné sobre mi copa, mientras dejaba que los minutos se disolvieran a mi alrededor, no buscaba nada, hace tiempo que sé que no queda nada por encontrar, que no existen las promesas, si no la decisión, y yo estaba decidido:
Decidido a tomar mi copa, a cambiar mi microcosmos, decidido a tomar una decisión, a buscar una decisión que tomar. De repente comprendí que ni esa opción tenía, saque mi pistola, la apoye sobre mi cabeza y sonó un disparo, mi copa se tiño de rojo por la herida superficial sobre mi sien derecha.

¡Mierda, ni para pegarme un tiro valgo! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.