jueves, 23 de noviembre de 2017

Ayer jugué a la ruleta rusa con el cadáver de mi vecino.
Las copas las pagaba una stripper con dinero de su tanga.
Las balas de fogueo el marido mosqueado de la stripper,
los mirones a lo de siempre con sus ojos bizqueantes y la mano derecha en la entrepierna.
Los políticos apostaban sobre nuestra muerte con fondos públicos.
Jack Daniels estuvo presente en la velada, José Cuervo llegó en Uber con dos multas de tráfico.
Johnny Cash llamó para disculparse desde su tumba.
Fue un pedazo de juerga con resaca y dolor de cabeza del último balazo.

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