Yo fui un niño que
jugaba a hacer caricias de viento.
Mis manos ciegas
siempre estuvieron llenas de oídos sordos,
entonces inventé las
nubes que llenaron mis ojos de agua.
¡Siempre llovía en mi infancia!
Aún recuerdo el barro
alrededor de mi inocencia.
Aún siento los pies
mojados por aquellos charcos.
Tal vez fui un niño de
otoño, ya que nací en septiembre.
Sólo recuerdo el calor
bajo la mesa, el brasero apagado
y yo bajo el mantel con
mis manos llenas de carbón.
¡Aquella infancia!
¡Las manos llenas de
oídos sordos!
¡Las nubes de mis ojos!
Tal vez por eso siempre
quise pintar palabras
y colorear al niño gris
con sus manitas de carbón.
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