domingo, 8 de enero de 2012

RECOSTADA Y SILENTE.





Te mueves entre el perfume
que se gesta entre caricias.
Recostada y silente en la plenitud
de tu cuerpo desnudo
te inhalo en pequeñas dosis.

El tiempo resbala en aquel reloj
con torpes manecillas presurosas
que me acortan tu presencia.
Anatema mecánico con conjuros
metálicos.

Me siento como un torpe duendecillo
que descubre un mundo lleno de magia,
entre las sábanas sedosas de tu desnudez
organizada,
correteo con mis labios traviesos
la senda húmeda  de tus laberintos.

Apenas ha pasado un beso
sobre tu cuerpo desnudo
mientras el extraño artilugio
avisa de una hora distinta.
Aquel periodo en que debes regresar
para dejarme como un extraño
pasajero entre cuatro paredes que se desploman
a mi alrededor mientras la noche
me oprime,
¡tan oscura y vacía sin el brillo
acastañado del espejo en tu mirada!

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