martes, 19 de junio de 2012

CON LAS ALAS EXTENDIDAS Y LOS PARPADOS CERRADOS.

Viviré aún, cuando ya no pueda más.

Aunque el tiempo que me quede

sea un pasillo entre penumbras,

pasaré por cada instante de la vida

como el viento, cuando gime

en la tormenta.

Como esa lluvia borrascosa

desterrada del sol y sus caricias.

Pasaré por este mundo

como grano de arena en el desierto.

Como agua que se escurre

entre los dedos de la mano.

como tiempo que se escurre

entre los dedos del destino.

Viviré, como el sollozo que se gesta

en el vientre de una despedida.

Como el beso que agoniza

entre labios que se alejan.

Viviré cada instante hasta el final,

como hoja de roble, que entre brisas

otoñales muere lentamente

en su viaje hacia el suelo del ocaso.

Viviré cuando sienta llegar el frío.

Cuando la pálida mano ciegue

la mirada, y una caricia postrera

cierre el telón de los párpados

de la tragicomedia de un vivir.

Y me iré sin más, como el vuelo

peregrino de las aves migratorias.

Daré el paso postrimero de la vida,

con las alas extendidas de la muerte.

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