lunes, 9 de febrero de 2015

CANTO A ESPAÑA.



Te veo en la distancia, en altiva contemplación
de tus ruinas y cascotes.
 Hidalga patria,
 algarabía de voces calladas,
de bocas hambrientas de sueño y pan,
te contemplo en el espejo transoceánico,
distante y fría, como si viviese en tus calles.

Es cierto, hogar, casa y tal vez infierno
en ocasiones. Es cierto
que no camino por tus calles,
pero igual me duelen tus barros,
los barros con que se construyen
los pies de tus ídolos
de cuerpo fétido y mente en coma.

Paseo por mis recuerdos y mis tal vez
con cierta melancolía desganada
y omito chascarrillos enarbolados
con aire de dignidad indigna,
tal vez por no parecerme

a la dignidad selectiva de tantas 
 
conciencias pagadas o adormecidas
en el laurel ideológico 
de cualquier escaparate.

Hogar de héroes sin pedestal
cuna de canallas encaramados
en los altares  de la conveniencia.
Forja de espadas rotas y cadenas.
Cantar de gesta del deslenguado
oportunista.

Es cierto,
¡ te contemplo y me dueles,
Como duele la sangre y el latido!
Es cierto,
¡ te contemplo y me dueles
como duele la muerte

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