domingo, 15 de mayo de 2011

RAPSODIAS.



  RAPSODIA.            
                 
A ti, rapsoda, que acaricias el alma
con la miel de tu palabra,
a ti, inesperada, como una brisa
que se acerca con las manos llenas de sueños
y el almíbar de unos labios
juguetones, traviesos como aquel pétalo
recién nacido  que enamora en todo su color.

Cálida, con la incipiente timidez de aquel susurro
que se gesta en un silencio espeso.
Abre tus alas, mariposa presa en antiguos desencantos,
la hojarasca quedó atrás,
en el suelo de aquel invierno ingrato.

Ahora es primavera entre nuestros brazos,
yo seré aquel juglar que te ciña la cintura con versos encendidos,
correré por tu boca como agua cristalina
calmando la sed del beso.

Me deslizaré por tu piel como lluvia fresca,
aportando el aroma de una margarita deshojada
con tu nombre grabado en cada hoja.
Recitaré poemas en tu piel, abandonada en la costumbre
del lecho vacío.

Ya sé, que mi pobreza de poeta
no permite más alardes  que la sencillez
aromática de la flora silvestre,
aquel aroma a orégano, romero y manzanilla;
pero la verdad, sólo aspiro a escribir la vida junto a ti.



 
CON LAS ALAS DE LOS SUEÑOS.

Hoy siento que puedo conquistar el mundo,
que la vida es un jardín en flor,
hoy el sol acaricia más fecundo,
hoy estoy sintiendo amor.

Siento que la brisa es sincera,
sueño con aromas de color
hoy soy estación de primavera
y atrevido eco trovador.

Soy capaz de esculpir el firmamento
renombrando en su azul aquella esencia,
y allá, donde se olvida aquel lamento
construir un sueño donde anide tu presencia.

Hoy camino entre copos de algodón,
hago surf entre olas de esperanza,
desatando del letargo un corazón
que se enciende en el altar de tu bonanza.

Hoy me siento más poeta y  más canción,
con la intensidad de la lira desatada
que no pretende más intención
que escribir entre sus cuerdas tu mirada.

       
FILIGRANAS.
dibujando filigranas de ternura,
te recorro, con la suavidad
de aquel gesto incipiente
que se atreve.

Trastoco mil matices que guardaba
para aquel momento justo,
engalano el verso, que te espera,
como yo.

Hoy me siento junto al regazo
caprichoso de tu esencia,
por buscar aquel todo
que lleva tu nombre.

A ti, amiga, compañera
y sueño.
A ti, que llevas las huellas
digitales del amor.



     
ALLÁ, DONDE TODO TERMINA.

Me refugio en tus brazos, como un pajarillo friolero,
te recorro, con aquella intensidad
casi perdida en el baúl adolescente del recuerdo.

Me acerco a ti, como aquella canción
que se baila entre sueños, y te envuelvo
con la brisa de una promesa que se gesta
entre dos almas.

En el gesto cómplice de tu cabeza recostada,
en la travesura de mis dedos, enredados
en los rizos que en dulce cascada refrescan
mis manos.

Eres aquella musa, que se acerca metamorfoseada
en la mirada sincera,
y entras en mi boca con la vitalidad del amor recién nacido.    

Te saboreo en cada beso, abandonando
los miedos  en aquel rincón, mi preferido,
de tus iris incandescentes,
allá, donde todo termina, comenzamos tú y yo.


FLORACIÓN.

En esta noche implacable
que se enrosca como una serpiente oscura,
ofrendas el sacrificio de tus labios carmesíes,
que entreabiertos como dos pétalos de sangre
 en el cáliz de tu boca, aguardan libaciones.

Cuando suena en el reloj aquella hora
que devora los sentidos más primarios,
y señalan el lugar las manecillas
 cómplices de nuestro secreto,
apareces vaporosa,
vestida con tu sonrisa de tul inesperada
prometiendo en cada gesto.

Ahora escribo tu nombre, propio a mí,
me lleno los pulmones del oxigeno
de aquel aliento que me llena de olvido
ante la duda.

Aquí, en la estepa de seda de tantos desencuentros,
marchito ya el cactus, floreces ante mí.
Ahora vive en el calendario la estación de  floración,
aquella en germinas,  incipiente y dispuesta.

Te manifiestas en toda tu feminidad,
es tu hora, y la mía también.
Sincronizados nuestros corazones
nace aquel latido propio a la dualidad
de las intenciones.

Revoloteo por tu traje de Eva sin hoja parra
manifestando mi conformidad;
te deshojo torbellinos de gemidos
atrapados en aquella estación del silencio.

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