Para Daniel con todo mi cariño porque en él encontré en Chile a todos los hermanos que dejé en España.
La noche se acerca con danza
de musas
y cortejo de duendes
traviesos que juegan a ser palabras.
La luna extiende su brazo,
golpea traviesa
los cristales con sus rayos
oblicuos.
Aún pienso en la
conveniencia y distancia
que existe entre extender
las alas o tejerse
un capullo con versos de
hielo y escarcha.
Tal vez es necesario volar
con alas de murciélago
para escribir sobre el negro
manto de las horas
en que todos sueñan dormidos
y los poetas despiertos.
Me identifico
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